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jueves, 10 de mayo de 2012

Tratamiento químico


El tratamiento químico más usado es el cloro. Es un producto desinfectante que se añade regularmente al agua, ya sea en forma de granulo o de pastillas. La frecuencia de uso depende de factores como el entorno, el tamaño de la piscina o el número de personas que se bañan en ella.
Después de una tormenta o una ola de calor, es recomendable comprobar el índice de cloro. Para ello se usa el cesto del skimmer y no se debe tirar nunca los productos clorados directamente en el agua. Tampoco se debe realizar si se va a mantener la piscina tapada. Otro producto es el floculante, usado para eliminar la materia orgánica, que se agrupa y se recogen en el filtro o van a parar al fondo de la piscina. Con él se logra clarificar el agua. Sin embargo, no siempre es necesario, pudiendo tener reacciones adversas por el cloro, el clima o el entorno.

En vez de cloro, se puede usar bromo para la desinfección y sílex-diatomea para la filtración. Ninguno de los dos genera residuos ni olores molestos. Además presenta otra ventaja: el bromo proporciona más confort, porque a diferencia de otros desinfectantes, no provoca molestias en los ojos ni en la piel.
Es muy importante tener un analizador de pH. El nivel de pH es primordial para que el agua esté transparente y clara. Los desajustes de pH logran un mayor consumo de desinfectante. Si el pH es muy alto, el agua es alcalina, blanca y turbia. Si es bajo, es ácida, provocando irritaciones en ojos y mucosas de los bañistas.Una vez a la semana, se debe controlar, los índices de pH y de cloro.






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